José Luis Font Nogués
Una vez vistas la búsqueda de la verdad y su oportuna metodología, es imprescindible educar teniendo presente el sentido vocacional del hombre porque, como nos enseña Benedicto XVI, todo hombre “está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es vocación” (PP, 15). En otras palabras más determinantes se puede afirmar que el hombre tiene vocación a promover el progreso, de donde surge la cuestión de cómo educar en ese marco.
Esta vocación al progreso afecta a aspectos técnicos, pero también al caminar en la historia con los demás hombres y al peregrinar en la Iglesia camino de la vida eterna (cfr. CV, 16). En consecuencia, hay que dar elementos a los alumnos y a sus padres para llevar a cabo su proyecto de vida, que debe conformarse con el Proyecto de Dios para él (vocación).
Para ello, el Evangelio es un elemento fundamental del desarrollo porque, en él, Cristo, «en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre» [GS, 22]. Con las enseñanzas de su Señor, la Iglesia escruta los signos de los tiempos, los interpreta y ofrece al mundo «lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad» [PP, 13]. Precisamente porque Dios pronuncia el «sí» más grande al hombre [DAI], el hombre no puede dejar de abrirse a la vocación divina para realizar el propio desarrollo.” (CV, 18)
Ante esta llamada al desarrollo no podemos obviar lo contrario, el subdesarrollo, preguntándonos dónde se buscan sus causas. Una respuesta (CV, 19 y PP, 20) es que las causas no son solo materiales, sino que tiene tres raíces:
a) la voluntad, que se desentiende de los deberes de la solidaridad
b) el pensamiento, que no siempre sabe orientar adecuadamente el deseo (¡hacen falta pensadores de reflexión profunda que busque un humanismo nuevo, el cual permita al hombre hallarse a sí mismo!)
c) la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos
Por tanto, no haya dicotomías, no vivamos en mundos distintos, haya un único mundo y una única historia; las raíces apuntadas son un principio iluminador en el aula a diario, que nos debe llevar a poner de manifiesto esta verdad –las que suelen ser noticias diarias en los medios de comunicación- y a hacer ver que en la pequeña sociedad del aula-colegio-familia-amigos han de ser resueltos los asuntos que no favorezcan el desarrollo.
En sentido positivo se pueden apuntar algunas propuestas para el desarrollo de los pueblos, útiles para educar en y fuera del aula:
1. Compartir los deberes recíprocos moviliza mucho más que la mera reivindicación de derechos (CV, 43)
2. la apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica (CV, 44)
3. Establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia (CV, 44)
4. La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento (CV, 45)
5. La misma pluralidad de las formas institucionales de la empresa es lo que promueve un mercado más cívico y al mismo tiempo más competitivo (CV, 46)
6. En iniciativas para el desarrollo debe quedar a salvo el principio de la centralidad de la persona humana, que es quien debe asumirse en primer lugar el deber del desarrollo (CV, 47)
7. La cooperación internacional necesita personas que participen en el proceso del desarrollo económico y humano, mediante la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto (CV, 47)
8. fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios (…) El modo en el que el hombre trate el ambiente influye en la manera en que se trate a sí mismo y viceversa (…) Es necesario un cambio efectivo de mentalidad que nos lleve a adoptar nuevos estilos de vida, a tener de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento con… sean elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones (CV, 50-51)
Con esto queda claro que no colaboran al bien ni al progreso los enfoques didácticos de las diversas materias que sean superficiales o contra la verdad, al igual que es contraproducente –a al menos inútil- impartir unas clases de enseñanza religiosa para formar superficialmente, para que sean buenos sólo en apariencias, para que sólo sean cumplidores, para librarlos de insanas diversiones, etc. No, es más: el hombre está insertado en esa vocación al progreso y “el desarrollo humano integral como vocación exige también que se respete la verdad. La vocación al progreso impulsa a los hombres a «hacer, conocer y tener más para ser más» [PP, 15]. Pero la cuestión es: ¿qué significa «ser más»? A esta pregunta, Pablo VI responde indicando lo que comporta el «auténtico desarrollo»: «debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre»[PP, 14]” (CV, n, 18)
BIBLIOGRAFÍA
CV Benedicto XVI. Encíclica Caritas in veritate. Roma, 29.VI.2009
DAI Benedicto XVI. Discurso a los participantes en la IV Asamblea Eclesial Italiana. Roma, 19.X.2006
GS Concilio Vaticano II. Constitución Gaudium et spes. Roma, 7.XII.1965
PP Pablo VI. Encíclica Populorum progressio. Roma, 26.III.1967