Archivo por días: 15 enero, 2010

09. Educar la persona llamada al progreso

José Luis Font Nogués

Una vez vistas la búsqueda de la verdad y su oportuna metodología, es imprescindible educar teniendo presente el sentido vocacional del hombre porque, como nos enseña Benedicto XVI, todo hombre “está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es vocación” (PP, 15). En otras palabras más determinantes se puede afirmar que el hombre tiene vocación a promover el progreso, de donde surge la cuestión de cómo educar en ese marco.

Esta vocación al progreso afecta a aspectos técnicos, pero también al caminar en la historia con los demás hombres y al peregrinar en la Iglesia camino de la vida eterna (cfr. CV, 16). En consecuencia, hay que dar elementos a los alumnos y a sus padres para llevar a cabo su proyecto de vida, que debe conformarse con el Proyecto de Dios para él (vocación).

Para ello, el Evangelio es un elemento fundamental del desarrollo porque, en él, Cristo, «en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre» [GS, 22]. Con las enseñanzas de su Señor, la Iglesia escruta los signos de los tiempos, los interpreta y ofrece al mundo «lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad» [PP, 13]. Precisamente porque Dios pronuncia el «sí» más grande al hombre [DAI], el hombre no puede dejar de abrirse a la vocación divina para realizar el propio desarrollo.” (CV, 18)

Ante esta llamada al desarrollo no podemos obviar lo contrario, el subdesarrollo, preguntándonos dónde se buscan sus causas. Una respuesta (CV, 19 y PP, 20) es que las causas no son solo materiales, sino que tiene tres raíces:

a) la voluntad, que se desentiende de los deberes de la solidaridad
b) el pensamiento, que no siempre sabe orientar adecuadamente el deseo (¡hacen falta pensadores de reflexión profunda que busque un humanismo nuevo, el cual permita al hombre hallarse a sí mismo!)
c) la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos

Por tanto, no haya dicotomías, no vivamos en mundos distintos, haya un único mundo y una única historia; las raíces apuntadas son un principio iluminador en el aula a diario, que nos debe llevar a poner de manifiesto esta verdad –las que suelen ser noticias diarias en los medios de comunicación- y a hacer ver que en la pequeña sociedad del aula-colegio-familia-amigos han de ser resueltos los asuntos que no favorezcan el desarrollo. Sigue leyendo