Archivo por meses: octubre 2012

Fuente de la Amapola


Rompes tu muralla
para que yo nazca a Granada.

Allá en la alta haza
vigila siempre la cerca:
¡que nadie vulnere tu belleza!

Guardas en apretados granos,
rojas tejas entre blancas encaladas,
que dejan senderos
para el hombre y para el agua.

Mi andar se hace pesado.
Con luces y sombras
llego agotado del camino,
necesitado de la mano que salva.
Pasé por la Estrella,
busco Luna y Sol
que me iluminen
en noche y día
de nube y tormenta.

Reposos dejas en tu descanso
allá donde ofreces dones,
espacios, aguas,
fuentes, asientos,
flores, aromas
y el recreo de tu corona,
el castillo rojo
entre torres y corachas.

La sierra nos trae el agua,
los aljibes la guardan
y tú, Amapola, la ofreces.

 El cansancio cesa
cuando tú apareces
entre los rincones de las veredas,
ya bajo la muralla.

Corre el agua dentro y fuera,
en acequias y arroyos,
¡oh fuente de la Amapola!,
que inspiras el amor
a los que te encuentran
por esa vereda de en medio,
allá por entre cuevas
y el chorro de humo
de la hoguera, de la cava
o de la zambra gitana.

Poderosa, no te exhibes,
nadie te encuentra
si no es con cuidadoso mimo
y enamoramiento.

Y tú, generosa,
das lo mejor de ti misma,
y sin decir nada
eres sonora
cuando paso y canto:

“Cuánto me gustaría ser
la fuente de mi barrio
pa’ cuando pases y bebas
sentir muy cerca tus labios”

A ti me ha traído mi salvador,
por eso te cortejo y me alegra tu presencia.

¡Ven!, dice mi salvador
que yo he encontrado una fuente
dentro de mi corazón.

¡Ven!, dice mi salvador,
que yo he encontrado una flor
roja como el corazón.

José Luis Font Nogués