José Luis Font Nogués
Se suele llamar metodología al conjunto de métodos de investigación que se usan para alcanzar objetivos para conocer una ciencia determinada, siendo el camino para descubrir conocimientos y educar actitudes. Es tarea propia del educador elegir los métodos más adecuados para la transmisión de la fe y que el alumno llegue a la Verdad.
La metodología en las ciencias sociales busca la explicación veraz de los hechos sociales usando la observación y experimentación común a todas las ciencias, encuestas y documentación, pero para transmitir la fe hay que partir de la religiosidad innata al hombre y desde ella conocer la Revelación razonando sobre el acto de fe. Así se facilita al alumno que asienta a la Verdad revelada y le sea más fácil, no sólo decir creo, sino vivir en consonancia con esa fe.
En cuanto al método para buscar la Verdad podemos aplicarnos las palabras con las que Juan Pablo II hablaba sobre la tarea acerca del ecumenismo: “La verdadera actividad ecuménica significa apertura, acercamiento, disponibilidad al diálogo, búsqueda común de la verdad en el pleno sentido evangélico y cristiano; pero de ningún modo significa ni puede significar renunciar o causar perjuicio de alguna manera a los tesoros de la verdad divina, constantemente confesada y enseñada por la Iglesia” (RH, 6).
Así pues, de la mano de Juan Pablo II y de Benedicto XVI nos llega una sabia concreción metódica que consiste en:
a) Apertura a la persona del alumno y a los razonamientos que cada uno aporte
b) Acercamiento a la persona, con interés por el desarrollo de la vida de cada uno
c) Disponibilidad al diálogo, sin cerrar argumentos ni horizontes, sin asombro por nada
d) Evitar dogmatismos, dejando argumentar a los demás
e) Búsqueda común de la verdad en el pleno sentido evangélico y cristiano
f) Tener en cuenta la globalización, las aportaciones de las diversas culturas
g) Tener en cuenta algunas cuestiones presentes en el desarrollo humano de nuestro tiempo:
– hambre (CV, 27)
– respeto a la vida (CV, 28): “La apertura a la vida está en el centro del verdadero desarrollo”
– respeto a la libertad religiosa (CV, 29): “Dios es el garante del verdadero desarrollo del hombre”
Y todo ello se estudia en términos de interdisciplinariedad:
– esfuerzo porque los diferentes ámbitos del saber humano sean interactivos (CV, 30)
– la DSI tiene una importante dimensión interdisciplinar (CV, 31)
“No existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor. Esto significa que la valoración moral y la investigación científica deben crecer juntas, y que la caridad ha de animarlas en un conjunto interdisciplinar armónico, hecho de unidad y distinción. La doctrina social de la Iglesia, que tiene «una importante dimensión interdisciplinar»[Juan Pablo II, Centesimus agnus, 59], puede desempeñar en esta perspectiva una función de eficacia extraordinaria. Permite a la fe, a la teología, a la metafísica y a las ciencias encontrar su lugar dentro de una colaboración al servicio del hombre”. (CV, n. 30-31)
Confirmo la conveniencia de ese tipo de investigación por haber tenido durante varios años una magnífica experiencia en Jornadas Interdisciplinares donde muchos alumnos presentan sus conferencias sobre distintos temas de una época; orientados por sus profesores hacia el auténtico sentido de la verdad, los alumnos siempre reconocen que preparando y exponiendo ellos una conferencia e, incluso decorativamente, inmersos en la época que estudian aprenden más que en horas de clase y realización de pruebas.
En consonancia con esa visión y ese método interdisciplinar “la opción confesional católica se presenta en el ámbito escolar, en su estructura epistemológica o disciplinar, con el carácter científico con el que, en la cultura universitaria, se abordan las ciencias de la religión y la teología. Sus contenidos son saberes con una fundamentación y una metodología científica propia, implantados con rigor y tradición en los Estados de nuestro entorno cultural. Su estatuto epistemológico original entra en el ámbito educativo en confrontación y diálogo con aquellos otros tipos de saberes y racionalidad que operan en la escuela” (SCR, 28)
Por tanto, la metodología de la Enseñanza de la Religión tiene que contemplar de manera muy específica su programación, el marco educativo, los alumnos a educar, los recursos educativos y la evaluación formativa. No es éste un asunto para pasar de largo o tratarlo de forma burocrática.
¿Qué decir de las actividades, técnicas de enseñanza, aprendizaje y evaluación?
“Cuando se habla de estrategias metodológicas o de métodos didácticos se trata de una secuencia ordenadora de actividades y recursos que utiliza el docente en la práctica educativa” (PF, 269).
“Estas estrategias tienen en cuenta el integrar otras dimensiones educativas de las personas: individualización, socialización, cooperación, descubrimiento, interiorización, personalización, mera actividad, recepción, memorización, etc.” (IPF, 269).
Podemos ofrecer un pequeño elenco de técnicas (PF, 275-291):
Técnicas de enseñanza-aprendizaje referidas al profesor:
– conferencia o lección magistral
– exposición o explicación del docente
– uso de gráficos y del esquema
Técnicas de enseñanza-aprendizaje centradas en el trabajo individual del alumno:
– ejercicios escritos (reproducción de un texto, transformación de un texto, exposición doctrinal, resumen, análisis de ideas principales, composición)
– técnicas activas (aprender trabajando llegando a verdades con el propio esfuerzo, manifestar verdades por ejercicios o representaciones, ejercitarse en las virtudes)
– técnicas activas (trabajos manuales, personificación, coros hablados, ejercicios prácticos como ayudar a Misa o visitar enfermos)
– trabajo en pequeño grupo
Técnicas de evaluación:
– prueba oral
– prueba escrita
– presentación y análisis de casos
– trabajos realizados
– entrevista personal
– observación sistemática
– participación en actividades complementarias (liturgia, iniciativas apostolado, participación en parroquias, etc.)
Con estas consideraciones de método, toda actividad en el aula y desprendida del aula, tanto para profesores, como alumnos, padres y tareas de evaluación serán llevadas con agrado, ilusión, entusiasmo y alegría.
Y esto en 1º, 2º, 3º y 4º de Educación Secundaria Obligatoria, entre los 12 y los 16 años, favoreciendo los conocimientos, valores y actitudes que han de adquirir los alumnos entre los 12 y 16 años: se trata de formar en integridad y, por tanto, de desarrollar “todas las capacidades inherentes al ser humano, entre las cuales se encuentra constitutivamente la capacidad trascendente. Esta capacidad básica del individuo, adquiere su auténtico cumplimiento en la búsqueda del sentido último de la vida” (SCR, 27).
Los doce objetivos señalados (SCR, 29) se podrían resumir de la siguiente forma:
El hecho religioso, base de comprensión del hombre y su relación con Dios
Las grandes religiones o respuestas de Dios y del ser humano sobre el hombre y su destino último
La Biblia o expresión de la revelación de Dios a los hombres
Contenidos del cristianismo que fundamentan al hombre como hijo de Dios
Jesucristo: el Hijo de Dios hecho hombre, salvador
La Iglesia, servicio humanización y salvación que Cristo ofrece al ser humano
Los sacramentos o la acción salvadora de Cristo en la Iglesia
La moral cristiana orienta la relación del hombre con Dios, consigo mismo, con los otros y con el mundo
La relación personal con Dios en el mundo donde vivimos con los demás hombres
Historia de la Iglesia o de la salvación
La vida eterna, nuestro destino último
Un alumno que haya buscado la verdad con honradez y buen estudio, está capacitado para estar en el mundo y proyectar su vida serenamente en las dimensiones cultural, histórica, humanizadota y moral en compatibilidad con la ciencia bien elaborada.
No obstante, y sin ir contra el elenco de técnicas antes recordado, parece imprescindible detenerse en dos aspectos que hacen más amplia la educación, la motivación y un verdadero aprendizaje íntegro para ejercer en la vida:
a) Atender a la belleza:
Los buenos críticos de arte han sabido hablar de lo espiritual en el arte (Kandinsky) o de cómo lo propio del arte es hablarnos de lo espiritual (Schiller); con otras palabras, Kandinsky explica cómo el artista renuncia a la contingencia y Schiller viene a decir que lo propio del arte es la elevación del hombre sobre la naturaleza para afirmar su independencia moral.
El verdadero arte busca o expresa la belleza como expresión del espíritu, por eso el acto de educar es en sí mismo bello y ha de estar lleno de belleza, de tal forma que la relación educador-educando y las mismas materias que se estudian lleven a la Belleza.
b) Sumergirse en las grandes fuentes clásicas de la humanidad:
En coherencia con el apartado anterior cabe la pregunta: ¿quién ofrece la Belleza? Es problemática la respuesta si el profesor pretende enfrentarse a un libro de texto y a una programación de lo que hay que hacer en un curso académico. Si hace así –que, por otro lado es conveniente- perderá de vista la visión de conjunto.
¿Quién ofrece la Belleza del universo, del honor, de la justicia, del concepto de límite de una función matemática, de los enlaces químicos, del ADN, del color mismo, la aplicación de la matemática Banda de Möbius en el arte y en decoraciones prêt-à-porter, etc.? Podemos responder que los grandes artistas, los grandes científicos, los grandes literatos, los grandes sabios. ¿No será cierto que gran parte del comportamiento cívico o de la justicia o la ley se puede aprender leyendo Antífona de Sófocles? Hay quien asegura que los estudiantes de Secundaria pueden acercarse perfectamente al mundo griego y aprender de él qué es la persona humana.
Conviene, pues, que el alumno entre en contacto con textos de la Antigüedad Clásica, textos de los Salmos, textos de las Actas de los primeros mártires de las persecuciones romanas, grandes obras de la literatura del siglo de oro español (poesía de San Juan de la Cruz) o de la literatura inglesa (Sheskespeare) y también en grandes obras de la actualidad. Sin duda aprenderá en esas obras.
Mas no sólo en textos literarios. También en conciertos, museos, cine, que pueden ser vividas en la práctica educativa ordinaria, de entre las que resultan ejemplos aleccionadores y esperanzadores las de la siguiente pequeña relación:
– en una visita al Museo del Prado con treinta alumnos, varios hacen un grupo aparte porque uno de ellos entendía sobre la pintura de Goya y se la explicaba a sus amigos
– contemplar y valorar un profesor con un alumno el Entierro del Conde Orgaz de El Greco durante media hora
– al término de un viaje cultural, los alumnos declararon que lo que más le habían gustado fue el concierto de la orquesta sinfónica que interpretaba música rusa y centroeuropea y, en concreto, Las alegres comadres de Windsor.
– comentario de un alumno que actúa un grupo de rock sobre las distintas formas de belleza de la música de Chopin y de Debussy, aunque su canción favorita era Tears in heaven de Eric Clapton
Bastan esas muestras seleccionadas para captar la importancia de la Belleza como del acudir a las auténticas fuentes. En este sentido, los llamados “clásicos” aportan con gran garantía muchas luces para entender la persona humana evitando, por tanto, la parcelación o especificación que facilitan los llamados “libros de texto”.
BIBLIOGRAFÍA
CV Benedicto XVI. Encíclica Caritas in veritate. Roma, 29.VI.2009
IPF J. Pujol, F. Domingo, A. Gil, M. Blanco. Introducción a la Pedagogía de la fe. Eunsa. Pamplona 2001
RH Juan Pablo II. Encíclica Redemptor hominis. Roma, 4.III.1979
SCR Conferencia Episcopal Española / Comisión episcopal de enseñanza y catequesis. Sociedad, Cultura y Religión. Currículo de la opción confesional católica y materiales de desarrollo. SM. Madrid 2003