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Educar (Gabriel Celaya)

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca…
Hay que medir, pensar, equilibrar…
y poner todo en marcha.
Pero para eso,

uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño,
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que, cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.

Peine de los Vientos

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José Luis Font Nogués

Admiración ante la naturaleza
y escultura de Eduardo Chillida

 

Ruptura en la existencia
Espera en silencio
Soles y cometas
Nubes y lunas y estrellas
Que pasan ante ti.

Sosiego y zozobra
Agua y viento
Día y noche
Frío y calor
Angustia y tristeza
Al embate de la mar.

Resistes en tu armadura
Paciente guerrero
Que inspiras siempre
Contra olas y vientos
Rugiente susurrar.

Soy menos que gota
De esa agua que modelas
Para hacerla renacer
Peinando fuertes olas
En apariencia furiosas
Que sabes embellecer.

Poso ortos y ocasos
Para empaparme a tu lado
De tu alegre espuma
Vida de cielo y de tierra y de mar.

Es quietud tu batalla
Estás siempre a la espera
Mas nada te daña
Que sabes peinar con tus dientes
La osadía de la mar.

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Tres poetas en el Albaicín

Pedro Soto de Rojas

Nace en Granada en 1584. Estudia en la Universidad de Granada. Es teólogo en 1610. Marcha a la Corte de Madrid y conoce a Lope de Vega y a Luis de Góngora. Desde 1616 es canónigo de la Colegiata de El Salvador. En Granada hace amistad con Francisco de Trillo Figueroa. Sus escritos reflejan gongorismo. Su casa la describe en su libro “Paraíso sensible” (le puso música Juan Alfonso García – para soprano, coro y orquesta.

Dos muestras de su poesía de estilo gongorino:

De un soneto titulado “Lisonjea al Genil porque tercia en su amor”:

Saca, Genil, de tu nevada gruta
los corvos cuernos de cristal luciente;
alza con los remansos la corriente
y echa la vista en tu ribera enjuta.

De “Paraíso sensible”:

Entre amargos fragmentos de murallas
y periodos tristes de ruinas

Sutil al más olfato deleitable

los brazos tienden este jardín hermoso
verdores conquistando …
Fragancia que del aire dan las rosas
en puertas del olfato dan señales
y la luz disfrazada,
aunque toda se da, viene tapada

Francisco de Trillo Figueroa

Nace en 1618 en el castillo de San Martín de Padilla (Ares, La Coruña). En 1632 su familia se traslada a Granada, donde entra en ambientes literarios y prologa “Jardín cerrado” de Soto de Rojas. Inicia la carrera de armas en Italia y Flandes, pero lo deja, vuelve a Granada y se consagra a las letras. Tiene influjo de Góngora y del culteranismo. Escribe sobre el Gran Capitán. Muere en Granada en 1680.

Escribe en endechas reales: canción triste o de lamento con los tres primeros versos de siete sílabas, el cuarto de once sílabas y que riman abcB.

Fragmento del poema “Pintura de la noche desde un crepúsculo a otro” donde invoca a Euterque, habla de la noche, los astros, Morfeo, la laguna Estigia, etc.:

Cesa el silencio en todos,
mas no la pena moría,
que a lento paso quiere
terminar el camino de mi vida

Aprisionando enigmas,
ya se desmiente Ceres,
ya Cintia, ya Diana y Proserpina

Manuel Benítez Carrasco

Nació el 1 de diciembre de 1922 en la Plaza de El Salvador de Granada dentro de una familia cristiana, de padre carpintero, estudió en las Escuelas del Avemaría y un tío suyo fue sacerdote en la ermita de San Miguel Alto. En 1943 gana su primer premio de poesía, en 1947 se traslada a Madrid y se hace poeta de teatro. Posteriormente va a América y tiene éxito en Cuba y en Méjico. Vuelve a Granada y muere en 1999.

Dos muestras de su poesía:

Poema “Identidad”:

Soy español andaluz,
granadino, albaycinero;
mi identidad la hizo Dios,
la confirmó un carpintero
y la rubricó mi madre
¡carita de pan casero!

De su poema “Tengo cinco toritos negros”:

Contra mis cinco sentidos
tus cinco toritos negros.
Torito negro tus ojos
Torito negro tu pelo
Torito negro tu boca
Torito negro tu beso.
Y el más negro de los cinco,
tu cuerpo, torito negro.