01. Seres relacionales sujetos capaces de educación

José Luis Font Nogués

Toda persona humana es un ser relacional; más aún, es el ser del universo que más necesita de la relación con Dios, con la naturaleza física, con la naturaleza animal y con los humanos de su misma naturaleza. Esto, que siempre fue así, se ha magnificado últimamente mediante las vías que llamamos “avances científicos”, “globalización” e “relaciones interculturales”, con la espectacular ayuda de la rápida e instantánea intercomunicación a nivel mundial que pone a toadas las personas y a todas las noticias a nivel cercano.

Tradicionalmente conocida –y se avanza en ello- es la relación madre-hijos dentro del seno materno, la necesidad de comunicación de los hijos con los padres y viceversa, las relaciones amistosas, las buenas relaciones laborales y las relaciones tan necesarias del amor.

Algunos estudiosos de la filosofía vienen a definir al hombre como un “ser hijo”, lo que lleva a definirlo también como ser relacional porque no entiende nadie su ser, su vida ni su existencia si no es en relación con sus padres.

Educar en el siglo XXI exige entrar en ese marco en el que las personas se desenvuelven y ése es el mundo real en el que deben dar respuesta adecuada a sí mismo, Dios, a los demás y a la naturaleza. Esa respuesta debe darse en respeto al universo y a todas las personas que le rodean y que tienen la libertad como una característica propia cada día más defendida.

Es dentro de este paisaje en el que también, y principalmente, se ha de ayudar –es decir, educar- a descubrir la Verdad como el mejor camino para lograr el destino personal feliz temporal, espiritual, terreno y eterno. La progresiva Revelación del único Dios que al paso del tiempo se ha hecho hombre y nos salva, es digna de ser rastreada hasta descubrirla y encontrarla como un gran don. Educar es ayudar a transmitir esa fe en Dios, único y cercano, como fuente de modelación de toda una vida.