¿A quién debo yo llamar
vida mía,
sino a ti, Virgen María?
Todos te deben servir,
virgen y madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.
Nunca me verás decir
vida mía,
sino a ti, Virgen María.
Duélete, Virgen de mí,
mira bien nuestro dolor,
que este mundo pecador
no puede vivir sin ti.
No llamo desque nací
vida mía,
sino a ti, Virgen María.
Juan del Encina