Jornada de estudio sobre la Educación Diferenciada “Por la diferencia hacia la igualdad”
Granada, 19 de abril de 2008
Comunicación
José Luis Font Nogués
El progreso de la civilización es proporcional a la educación, pero entendida en el ámbito de lo que es la persona. El ser humano es único, con dimensión espiritual, diverso, hombre o mujer, y orientado a la complementariedad que se efectúa mediante la entrega personal. Esa relación complementaria no se basa en el conflicto sino en el servicio, la entrega y el amor.
En el ser humano se da igualdad en la humanidad y diferencia en la individualidad. La mujer ha sido vista en segundo plano y últimamente reivindica una igualdad con respecto al hombre centrada en aspectos sexuales, laborales o políticos. La igualdad de hombre y mujer no es independiente de los sexos, sino asumida la sexualidad en la espiritualidad y exige captar su misma humanidad y el papel complementario de ambos en la edificación de la persona y de la sociedad.
En la familia la igualdad y la diferencia entre hermanos es superada por la paternidad y maternidad originales en el marco del amor. En el ámbito escolar se acusan las diferencias sin que las oriente naturalmente el amor de padre y madre, del que es deseable una participación.
La mejor educación que puede ofrecerse es la que hace posible captar la propia humanidad. Sería erróneo no tener en cuenta actitudes y diferencias, de las que la más notable es la capacidad de maternidad. Es lógico que cada uno se eduque en conformidad con sus personales características porque es así como ha de responder al mundo como requisito para ser feliz. Sigue leyendo