Conocido es que es muy difícil conocerse a sí mismo. En ese marco de examen introspectivo -que no debe llevar a ninguna obsesión y ni siquiera exageración-, es cierto que conviene saber las características personales, el carácter, el temperamento, las tendencias personales, los modos de reaccionar ante situaciones. Al fin y al cabo, por la experiencia de la vida, se acaba sabiendo cómo van siendo habitualmente nuestras respuestas ante modelos de situaciones; por ejemplo, una persona puede saber que cuando le hablen de modo tajante o seco se puede poner en actitud defensiva y llegar a actuar como si le estuvieran atacando o insultando, cuando puede que eso sea una visión errónea debido solo a una impresión momentánea.
Hacer mal, e incluso a hacer mal, cosas del estilo del párrafo anterior puede llevarnos a alejarnos de personas e, incluso, tener problemas con los demás. En ese caso, la relación social es defectuosa.
La consecuencia insospechada de conocerse es que cada persona puede aceptarse a sí misma como es; eso le lleva a convivir con todas las características de su persona y puede consultar con un libro o con un experto acerca de su carácter y de os modos de mejorar dentro del marco que le es dado o que ha ido consolidando a lo largo de los años. Cuando una persona se entiende a si misma se echan lejos los asombros, los escándalos, las sorpresas y muchas reacciones más ante los diversos caracteres de las demás personas. El siguiente paso es estar más propenso para agradecer lo bueno que se posee y tratar de rectificar lo no conveniente que se ve en sí mismo.
Y aún más lejos llega esa persona que ya se conoce: cuando trata con los demás y advierte cómo son, ya no critica, ya comprende; ya no se sitúa por encima de los otros, sino que sirve; ya no es intolerante ante los defectos de los demás, sino que trata de ayudarles. En definitiva, sabiendo lo menor posible cuáles son las características personales, esa persona comprende a los demás, se convierte en un faro que alumbra y guía a otros que quizá no se conozcan tanto e incluso pueden sufrir por sus comportamientos o ser guiados erróneamente por un mal enfoque o tratamiento de su carácter.