José Luis Font Nogués
En la muralla norte de la ciudad palaciega de la Alhambra se sitúa una de las 33 torres dispuestas a lo largo de su perímetro. Es la llamada Torre de las Infantas, siendo éste un nombre dado después de la partida de los nazaríes en 1492 por haber sido residencia de princesas nazaríes. Está situada entre la Torre de la Cautiva y la Torre del Cabo de la Carrera, es una construcción de dos plantas atravesada por el foso y el adarve.
- Torre de las Infantas (La Alhambra)
Hay diversos tipos de torres: de protección, como la albarrana o exterior y la atalaya o de vigía, las de control que suelen ser más pequeñas y las calahorrras o torres vivienda, tales como la Torre de las Infantas y la Torre de la Cautiva.
La calahorra es de aspecto militar por fuera, pero su interior es una confortable vivienda, lo que se advierte desde fuera por sus ventanas con arcos geminados, es decir, dos ventanas iguales sostenidas por columnas de mármol.
La Torre de la Cautiva es una torre calahorra y se llama así por decir la tradición que en ella vivió Isabel de Solís, cristiana favorita del rey Muley Hacén; en el siglo XVI se le llamó primero Torre de la Ladrona y Torre de la Sultana. Fue habitación de los alcaldes cristianos y luego de particulares, hasta 1873-1876. En sus atauriques se alaba al rey Yusuf I, que parece fue el autor de su bella decoración.
La Torre del Cabo de la Carrera fue llamada así por ser el límite de la calle Mayor de la Alhambra, construida después de la conquista a lo largo de la acequia que por aquí corre. Los Reyes Católicos reconstruyeron la Torre del Cabo de la carrera dándole una forma cilíndrica –impropia de los nazaríes- y el hecho se recuerda en una inscripción ya perdida: “Por mandato de los muy altos, cathólicos y muy poderosos señores don fernando e doña ysabel, rey y reyna nros. señores, don yñigo lópez de Mendoza conde de tendilla su vasayo y primero alcalde y capitán general de granada fyso hacer esta obra año de mil e quinientos y dos años”. La Torre del Cabo de la Carrera fue destruida por tropas de Napoleón en 1812, lo mismo que la Torre del Agua, y en ese atentado –que pretendía hacer volar la Alhambra- desaparecieron dos torres más pequeñas que en el siglo XVI se llamaban Torre de Juan de Arce y Torre de Baltasar de la Cruz, de las que hoy sólo quedan las partes más bajas. La Alhambra no desapareció en 1812 gracias a la intervención de un cabo de inválidos llamado José García, que cortó las mechas encendidas entre la torre del Cabo de la Carrera y la Torre de las Infantas.
Al estar en la zona más inexpugnable de la muralla, la Torre de las Infantas es, además de torre de defensa, una torre-palacio que nos sirve de modelo o referencia para conocer cómo eran las viviendas aristocráticas árabes. Es un buen ejemplo de una torre-palacio -o qalahurra– al igual que la cercana Torre de la Cautiva. Se trata de pequeños palacios a modo de torre autónoma que irrumpen en los lienzos de las murallas, sobresaliendo menos esta Torre de las Infantas, lo que se ha interpretado como una búsqueda de mayor seguridad. Como todo el conjunto, es visible desde la ciudad del Albayzín y desde el Generalife, esta torre adquiere tonos rojos especiales a la caída del sol.
Las torres estrictamente militares estaban separadas del recinto urbano por la calle de ronda, de manera que el adarve –paso de un metro de ancho que se sitúa en la parte superior e interior de una muralla para que los soldados puedan andar y vigilar la zona- discurría por encima de la muralla sin comunicación posible con la ciudad, además del paso obligado de este adarve por la habitación interior. Por el contrario las dos torres-palacios salvan esta calle mediante un puente o arco mientras que el adarve pasa por un túnel inferior al nivel del piso principal de las torres. De esta manera, la guardia que circulaba por el adarve pasaba por debajo de las torres-palacio sin molestar a los habitantes de estas torres.
A diferencia de la Torre de la Cautiva, la Torre de las Infantas no sólo monta por encima del adarve sino también sobre el camino de ronda o foso.
La Torre de las Infantas o Qalahurra nueva es el último edificio de importancia que se construyó en la Alhambra, hacia 1393-94, bajo el sultanato de Muhammad VII (1392-1408).
Esta torre está muy bien distribuida, es muy simple. Una vez que entramos en ella hay un vestíbulo de techo abovedado con entrada sobre el lado derecho para impedir la mirada al interior del edificio. Data de mediados del s. XV.
Es una construcción de dos plantas atravesada por el foso y el adarve.
Acceso
- Bóveda del pasadizo de acceso a la Torre de las Infantas
Se accede a ella a través de un pasadizo en triple recodo –propio para la defensa- con una curiosa bóveda de grandes mocárabes pintada de rojo e imitando los ladrillos, única en todo el recinto de la ciudad palatina de la Alhambra.
La distribución consta de unas garitas en forma de nichos para los centinelas y una cámara de guardia.
El pasadizo de ingreso está rodeado por una banda con la siguiente inscripción:
“¡Qué excelente es el Creador, el Fundador! Luego di: Me refugio en el Señor de todas las gentes, el que me dirige hacia el Bien, alabándole y excitándole. ¡Señor mío, haz esta casa acogedora para los nobles. Este aspecto de hermosura eleva almas. Luego di: ¡Oh tú que entras! Por Dios, detente y considera este esplendor de hermosura peregrina y perfecta. Haz vagar tu mirada por las bellezas de mi aposento cuyas exhalaciones nos impregnan como las de la madera de olor. Si lo miras bien dirás: Lo malo está en los habitantes, pero no enm la habitación. Y si miras di: ¡Por Dios, oh lector, bendito sea Dios!” (Traducción de Antonio Gallego y Burín)
O bien:
«¡Tú que entras, párate por Dios, contempla cuánto luce beldad perfecta y rara! A tus ojos da suelta en mis encantos; de madera de olor nos mandan soplos. Mas la gracia -dirás, verdad si buscas está en los moradores, no en la casa.»
(Traducción de Emilio García Gómez)
Sobre la franja de la inscripción se alza la bóveda de mocárabes, pintadafigurando ladrillos blancos y rojos y tiene en su arranque una franja blanca en la que está pintada una sucesión con el escudo y lema nazarí «Sólo Allah es vencedor».
- Escudo y lema nazarita pintado bajo la cúpula en el acceso a la Torre de las Infantas
Los extremos del pasadizo lo ocupan asientos bajo arcos para la guardia. A la derecha e izquierda de otro pasadizo abovedado, que forma codo con éste, se hallan, respectivamente, la subida a los pisos altos y un retrete. Una vez recorrido todo el pasadizo nos introducimos en una sala central.
Patio principal
Encontramos la sala principal de planta rectangular, a modo de patio, que tiene una fuente surtidor –moderna- en el centro.
En los lados más cortos del patio –al sur, por donde se entra, y al norte- hay dinteles apoyados en ménsulas de mocárabes sobre medios pilares empotrados en el muro, formando dos cenadores (de cena; espacio cubierto o cercado, pérgola), dejando un cuadrado en el centro que se eleva hasta todo lo alto del torreón.
Los cuatro frentes del patio tienen arcos en el centro. En las jambas –elemento vertical que no es una columna y que sostienen entre las dos un dintel sobre ventana o puerta- del arco de entrada se lee, encerrado en tarjetones:
“Gloria a nuestro señor el Sultán Abu ‘Abd Allah al-Musta’in bi-llah. Hágalo Dios victorioso”.
En el alfiz –conjunto de molduras sobre el dintel y sus dos soportes verticales que enmarcan el hueco- del mismo arco hay escrita una invocación religiosa y estas inscripciones se repiten en los arcos restantes y en lo alto del primer cuerpo del edificio, así como en el zócalo de la sala, dentro de una faja que la rodea.
A los lados de esta pared de entrada hay alacenas con arquillos, rehechos en el siglo XX, que se decoran con inscripciones que invocan la ayuda de Dios para el mismo rey.
Washington Irving escribía en los Cuentos de la Alhambra: “Visité más tarde esta torre que, por lo general, no se enseña a los extranjeros, aunque es muy digna de atención, pues su interior es semejante en belleza arquitectónica y en delicadeza ornamental a cualquier parte del palacio. La elegancia de su salón central, con su fuente de mármol, elevados arcos y cúpula primorosamente labrada, y los arabescos y variados estucos de sus reducidas y bien proporcionadas habitaciones, aunque maltratados por el tiempo y el abandono, todo concuerda con la historia que dice haber sido en otro tiempo morada de regias hermosuras”.
Toda esta planta del edificio la rodea un zócalo de azulejos blancos y negros, de los que sólo quedan trozos. En los restos del zócalo, que parece cubrían todo el patio, encontramos el tipo de alicatado que se suele identificar como “molinete” situado junto a la alcoba orientada al este, que es una de las figuras geométricas que teselan el plano y que resulta de transformaciones geométricas de un cuadrado.
- Alicatado molinete en la Alhambra
Este alicatado llamado molinete se puede incluir –en terminología internacional- en el grupo p4g o p4gm de entre los 17 grupos de cristalografía plana que encontró Fedorov a finales del siglo XIX, lo que quiere decir que hay dos vectores de traslación, un eje de simetría (m), un giro de 90º o de orden 4 (4) y deslizamientos (g). El mejor alicatado de este tipo está en la Torre de las Damas y en la Torre de la Cautiva; también lo hay en el pabellón norte del Generalife. Estas teselaciones que se dan en la Alhambra son un signo de eternidad que impregnan las estancias.
Salas laterales
Los dos arcos laterales del patio dan acceso a dos pequeñas salas, escasamente adornadas, con balcones centrales. Las ventanas dan a la Naturaleza: al Generalife o al adarve y paso de caballería de la muralla.
Sala del fondo
Corre paralela a la muralla y, a través de arcos festoneados –adornado con festón o pequeñas concavidades a modo de onda-, permiten el acceso a una serie de alcobas.
El arco del fondo se abre a otro aposento con una alcoba en sus dos extremos y en el centro posee un balcón moderno cobijado por un arco de mocárabes, en torno al cual corre una inscripción que en parte es ilegible.
Las paredes de esta sala se adornan con fajas de yeserías en las que, una vez más, campean la demanda de ayuda divina para el rey y el lema nazarí.
- Atauriques y mocárabes que enmarcan la ventana de una alcoba de la Torre de las Infantas
En esta sala, más que en ninguna otra de la torre-palacio es donde se integra mejor la habitación interior con el paisaje exterior.
Parte alta de la torre
El patio está rodeado de galerías con alcobas altas
- Primera planta del patio de la Torre de las Infantas
La parte alta tiene otras dos habitaciones dotada de pobre decoración en sus paredes.
La primera habitación tiene bóveda de lunetos –bovedilla en media luna- y en sus dos alcobas tiene bóveda de esquife –formada por la intersección de dos bóvedas de cañón sobre un soporte continuo y con cuatro paños triangulares esféricos- y bóveda de aristas –originada poro el cruce perpendicular de dos de cañón de la misma flecha- respectivamente.
El resto de la torre está cubierto de yeserías que ofrecen el interés de ser las más modernas de la Alhambra, ya que esta torre fue la última en decorarse, como lo atestiguan sus inscripciones referidas al rey Abu ‘Abd Allah al-Musta’in bi-llah, – “La ayuda y la protección de dios para nuestro señor Abu ‘Abd Allah”– nombre que, aunque responde a dos monarcas granadinos, parece referirse a más posterior de ellos, o sea, al llamado Sa’d (1445-1461), porque esta decoración es más pobre de motivos y tiene una ejecución menos fina que todas las anteriores de la Alhambra.
La decoración que cubre esta torre es la más moderna de la Alhambra,y demuestra el decaimiento del arte nazarí, con motivos «pobres y repetidos», según Torres Balbás. También presenta numerosas inscripciones.
El patio se cubre con un artesonado que sustituye a la bóveda de mocárabes que sería la original. Esta cúpula de madera se apoya sobre un lucernario que, a su vez, está sobre pechinas de mocárabes.
Terraza
Tiene una terraza desde la que se puede contemplar el Generalife.
Conclusión artística
Es destacable su diseño y organización arquitectónicos en el interior. Un juego de contrates: la desnudez exterior y su riqueza interior.
La Torre de las Infantas es uno de los casos más significativos del sorprendente contraste entre la sobriedad exterior y la riqueza arquitectónica y decorativa interior. Partiendo del volumen exterior sencillo de esta torre, con un paramento liso interrumpido únicamente por los vanos de las ventanas, se crea en su interior una gran complejidad volumétrica a través de la distribución de espacios y de la riqueza decorativa por medio de azulejos, yeserías y cubiertas. En poco espacio interior se concentra una abrumadora decoración que reviste una insospechada complejidad arquitectónica. Es un ejemplo de la gran habilidad de la arquitectura nazarí para conseguir el máximo aprovechamiento de un espacio en su interior.
Historia desde 1492
En el siglo XVI se llamó a esta torre la “Torre de Ruiz y Quintarnaya”, por la persona que la habitó.
A partir del siglo XVII se comenzó a nombrarla como la «Torre de las Infantas».
La leyenda romántica surgió a partir de la primavera de 1829, cuando vivió en la Alhambra el historiador y viajero norteamericano del siglo Washington Irving, que en los Cuentos de la Alhambra dice que esta torre fue la vivienda de tres infantas, Zaida, Zoraida y Zoraida, hijas del sultán Muhammad IX El Zurdo (1419-1427, 1429-1445, 1447-1453), que fue el 15º rey nazarí.
Esta leyenda de las Princesas Zaida, Zoraida y Zorahaida fue recogida por Washington Irving en dos de sus Cuentos de la Alhambra, titulados La Torre de las Infantas y La Rosa de la Alhambra:
…Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo…cuando los árabes gobernaban en el Reino de Granada, reinaba en ella un Sultán llamado Mohamed «El Zurdo», que se casó con una cautiva cristiana con la que tuvo tres hermosas hijas. Pasado el tiempo, el Sultán consultó a un astrólogo para saber el futuro de sus hijas, el cual le dijo que no tendría que preocuparse hasta que sus hijas estuvieran en edad de casarse, pero que llegado ese momento las vigilara sin fiarse de nadie. Pero el Sultán temeroso decidió vigilarlas desde pequeñas, y las encerró en una torre de la Alhambra , eso si con todos los lujos a su alcance. Así crecieron Zaida , Zoraida y Zorahaida , hasta que estando ya en edad de casarse vieron, desde la torre, la llegada de un grupo de soldados con un grupo de prisioneros cristianos, e inmediatamente se enamoraron de ellos; la madre de las princesas comprendiendo lo que pasaba se las arregló para que los prisioneros pasearan por delante de la ventana de sus hijas, y así pudieron conocerse. Pero pasado el tiempo, los jóvenes desaparecieron; y la madre les anunció a las princesas que habían sido rescatados por sus familias… mientras el Sultán decidió trasladar a sus hijas a Granada. Por el camino las dos caravanas se encontraron, y todos bajaron la mirada al paso de las princesas; todos… menos los tres cristianos de los que se habían enamorado. Eso hizo enfurecer al Sultán que les mandó encerrar en el calabozo y hacer trabajos forzados …Por fin, las tres princesas hablaron con su madre; querían hacerse cristianas y casarse con los prisioneros. La madre ayudada por el guardián de los prisioneros preparó la fuga de las tres parejas; pero la joven Zorahaida dudaba mucho, pues aunque estaba muy enamorada del joven cristiano también respetaba profundamente a su padre; y así en el último momento… Zorahaida no tuvo valor para abandonar la torre… se dice que después siempre se arrepintió de su decisión de quedarse en la Alhambra de Granada , mientras sus hermanas se casaban y vivían felices en la lejana Córdoba… y que murió en la torre… Cuenta la leyenda…que en la torre habita el espíritu de la princesa Zorahaida, la más dulce de las tres princesas, y que habitará allí por siempre, hasta que un caballero cristiano venga a deshacer el hechizo…
Bibliografía:
Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. La Alhambra: ciudad fortaleza. Granada 2004
Fatás, Guillermo – Borrás, Gonzalo M. Diccionario de términos de arte. Alianza. Madrid 2003
Gallego y Burín, Antonio. Granada. Guía artística e histórica de la ciudad. Comares. Granada 1993
Hernan, Francisco. Variaciones sobre un cuadrado. Revista Epsilon nº 9. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y Asociación de Profesores de Matemáticas de Andalucía. Granada 1987
Irving, Washington. Cuentos de la Alhambra. Ed miguel Sánchez. Granada 2002
Vílchez Vílchez, Carlos. Granada en tus manos. Alambra y Generalife. Ideal 2006.
http://www.alhambradegranada.org/historia/alhambraTInfantas.asp
http://es.wikipedia.org/wiki/Alhambra#Torre_de_las_Infantas
http://www.alhambra.org/esp/index.asp?secc=/alhambra/agenda_cultural/espacio_del_mes
http://www.legadoandalusi.es/legado/contenido/rutas/monumentos/1527.htm